María Fux no es solo una bailarina y coreógrafa, sino también una visionaria. Con una pasión por el movimiento y una comprensión profunda de la conexión humana, desarrolló el método Fux, que se ha convertido en una técnica revolucionaria en el mundo de la danza terapia.

Centrándose en la improvisación, el método se aparta de las normas convencionales de danza. En lugar de seguir pasos predeterminados, invita a los bailarines a explorar su propia esencia, a conectarse con sus emociones y a expresarse a través del movimiento libre. La música juega un papel esencial, sirviendo como un puente entre el bailarín y sus emociones, y permitiendo un flujo orgánico de expresión.

El impacto de este método va más allá del estudio de danza. Se ha utilizado en entornos clínicos para ayudar a las personas a procesar traumas, ansiedades y otras emociones. El legado de Maria Fux es una prueba del poder curativo del arte, y cómo, cuando se utiliza con intención, puede transformar vidas.